Inicio
Buscar
Ofertas
Perfil

Un viaje épico en motor home por Nueva Zelanda


Por Andrea Villarreal, especial para Revista Latitud

Si pienso en los condimentos que debería tener un viaje épico, no puedo evitar pensar en ese viaje que hicimos a Nueva Zelanda en febrero/marzo de 2020. Aunque nadie sabía lo que luego vendría (la pandemia mundial), por alguna razón una voz interna nos empujó a hacer casi todo lo que había por hacer; sin quedarnos con las ganas de nada de lo que se nos cruzaba en el camino.

Así, nuestro viaje épico comenzaba en Bs. As. Varios meses antes de la fecha del vuelo. Mirando videos, leyendo foros, estudiando mapas. Arrancaba la idea e iba tomando forma nuestro road trip por tierras neozelandesas en motor home.

La idea era recorrer ambas islas: Norte y Sur. Visitando las ciudades más importantes y también algunos puntos menos conocidos que considerábamos infaltables en la lista.

Viajamos con dos niños de 8 y 9 años, así que se hacía imprescindible intercalar propuestas para todos los gustos.

Nueva Zelanda

Aterrizamos en Auckland y para nuestra grata sorpresa nos esperaba conocer a una hermosa argentina trabajando en el lugar donde alquilamos el vehículo motor home (Britz Campervan), es que resulta que por un programa llamado work in holiday, hay muchos jóvenes de nuestro país trabajando y perfeccionando el idioma inglés por aquellas tierras. 

En la isla norte comenzamos el recorrido por: Auckland, una ciudad hermosa, luminosa, rodeada de actividades acuáticas y con su emblemática Sky Tower, que además de subirla y admirar la vista desde allí, sirvió de trampolín para Leo (mi marido) que se tiró desde lo más alto en una experiencia alucinante que ya nos anticipaba lo mágico que resultaría todo el viaje.

Luego partimos hacia Waitomo en donde las estrellas del lugar son sus “Glow Worms”(gusanos de luz) que habitan en las cavernas a las que puede ingresarse en pequeñas embarcaciones, guiados por descendientes de maoríes quienes luego nos acompañan en una caminata por las entrañas de la tierra, contándonos acerca de la historia, geología, leyendas y hasta interpretan canciones típicas aprovechando la natural e impresionante acústica del lugar. Entrar a esas cavernas iluminadas por esas pequeñas luces como formando un cielo estrellado, es una sensación de indescriptible belleza que sin dudas hay que vivirla.

Nueva Zelanda

 

Otra imperdible visita: Matamata, en donde recorrimos el increíble set de filmación Hobbiton. Sentirse en un mundo de fantasía a cada paso, con guías super atentos que conocen a la perfección cada instante de la saga y tienen para contar anécdotas, curiosidades, haciendo las delicias de los fans y algo muy entretenido para los no tan fans. Y, por supuesto uno no puede irse sin detenerse a tomar algo en The Green Dragon, la emblemática taberna de la saga.

El camino nos llevó luego a Rotorua con su parque geotérmico que nos hizo sentir lo viva que está la tierra bajo nuestros pies. Colores, aromas, formas que dan cuenta de las poderosas fuerzas de la naturaleza que están a flor de piel en tierras neozelandesas. Muy cerca de allí en Waikite descansamos en sus termas y pasamos por wai o tapu y su thermal wonderland.

Y así seguía nuestro Motorhome cruzando puentes, por carreteras impecables, prolijas, correctas. Rodeadas de campos con ovejas, así fuimos visitando algunos puntos de especial belleza como las Huka falls, un impresionante salto de agua de color turquesa intenso. También recorrimos parte del inmenso Parque Nacional Tongariro, escenario de muchas de las escenas de la saga El Señor de los Anillos, como por ejemplo las Taranaki falls, una caída de agua entre roca basáltica que nos dejó sin aliento. 

Y nuestra última parada en Isla Norte fue la ciudad de Wellington, muy bella con su Museo Te Papa Tongarewa, una joya que nos permitió sumergirnos en un recorrido por la historia, cultura y arte de este bello país con sus raíces maoríes. También hay una sección de vida natural en la que se encuentra el famoso calamar gigante. Una última vista a la ciudad desde el Mount Victoria y partir hacia el puerto para subir al ferry hacia la isla sur.

Nueva Zelanda

Este punto requiere de cierta logística ya que hay que reservar lugar en el ferry con tiempo, ya que se trasladan las personas y el vehículo, pero el cruce es una experiencia hermosa por sus paisajes y la vivencia; subimos con el motorhome y luego nos asignaron un camarote con camas, baño, ducha. Excelente atención de todo el personal, a los peques les regalaron una mochila con un libro para colorear y lápices de colores y restaurante con un servicio y comidas deliciosas, hacen de la experiencia un placer.

Ya en la isla sur comenzamos por  Kaiteriteri una playa parte del Parque Abel Tasman, lugar ideal para días de playa, transitar senderos selváticos, pasear en kayak. Allí pudimos conocer la famosa Split Apple Rock (una roca que parece una manzana cortada a la mitad) y nos relajamos en las aguas cristalinas del Mar de Tasmania.

Luego nos dirigimos a Kaikoura para realizar avistaje y nado con delfines en estado natural que se acercan por su propia iniciativa a jugar con los humanos, sin dudas un momento de conexión único e irrepetible; una pasada por Christchurch para conocer su historia y apreciar su arquitectura; su tranvía, la Catedral semi derrumbada, la universidad y un jardín de rosas con especies únicas en el mundo.

Siguiendo la carretera y nuestro plan de viaje, nos llevaría a pasar por hermosas postales en el camino como Castle Hill (formaciones rocosas que asemejan castillón en medio de las verdes colinas), Lake Pearson (un espejo de agua perfecto donde se reflejan los imponentes picos de las montañas de alrededor), Arthur´s Pass (paso de altura desde donde se obtienen vistas panorámicas a los Alpes del Sur neozelandeses) y el Otira viaducto (obra de ingeniería modelo del país).

También en la isla sur visitamos Punakaiki, con sus pancake rocks, formaciones costeras que asemejan panqueques apilados unos sobre otros, dando así lugar a diferentes formas que dan vuelo a la imaginación. 

Más adelante la experiencia de caminar sobre el  Franz Josef Glacier, previo vuelo en helicóptero y aterrizaje sobre el glaciar, fue sin dudas una de las vivencias más inolvidables de nuestro viaje. 

Ya en el Parque Nacional Mount Aspiring, conocimos las famosas Blue Pools de impactante color azul turquesa, recorrimos sus pasarelas y caminos entre la espesa vegetación del bosque.

Nueva Zelanda

Queenstown nos esperaba con todo tipo de actividades para todos los gustos y edades, realmente un parque de aventuras en escenarios naturales. Subimos en el funicular y desde allí realizamos nuestros saltos bungy, no podíamos no hacerlo en la capital mundial de esta actividad. Visitamos un bar de hielo, recorrimos un hogar de aves autóctonas en donde pudimos ver por fin al famoso kiwi, ave ícono del país; y disfrutamos mucho de la noche de la ciudad, con bares, música en las calles y un clima de mucha alegría. 

Para continuar con la oferta adrenalínica, nos subimos al Shotover Jet, que nos llevaría a recorrer el río del mismo nombre a toda velocidad con pilotos increíblemente hábiles en sus maniobras, que con sus giros y vueltas a toda velocidad nos hicieron sentir como niños asombrados durante todo el recorrido.

Nueva Zelanda

Otra de las experiencias inolvidables: el vuelo en avioneta a Mildford Sound (Fiordland National Park) fue como estar en una película, mirando desde arriba picos nevados, lagunas inexploradas, lugares de ensueño. Luego la navegación por los fiordos completó la experiencia viendo las caídas de agua monumentales y el deslizarse por esa masa de agua de mar que ingresa y forma esos canales tan particulares. 

Ya volviendo por la costa de la Isla Sur, conocimos las Moeraki Boulders  que son rocas perfectamente redondas que se encuentran en la playa, hicimos noche en una granja típica siendo atendidos por un personaje muy singular con su aún más singular mascota: Harvey (un cerdito muy simpático), pasamos por Awamoa, una playa en la que podíamos caminar al lado de leones marinos, y conocimos en South Hill a los simpáticos y exóticos pingüinos azules. Para continuar con los lugares cinematográficos, paseamos entre las Elephant Rocks, escenario de algunas escenas de la renombrada saga de  Narnia.

¿QUÉ DESTACAMOS?: La amabilidad y hospitalidad de todas las personas con las que nos cruzamos. La prolijidad y limpieza en sus calles y espacios públicos (plazas, baños públicos, refugios en los senderos, lugares donde aparcar, etc). La variedad de todo tipo en toda clase de productos en los supermercados.

Nueva Zelanda

ALGUNOS TIPS: Se maneja de la izquierda y hay que prestar atención a los cruces angostos en los puentes (respetar el paso que indican los carteles), estacionar siempre en los campers organizados o lugares habilitados (según el tipo de Rv, si tiene o no baño, va a depender donde puedas parar a dormir). Hay un par de apps muy útiles para saber los lugares donde acampar, con precios, datos de contacto, disponibilidad, lugares para cargar o descargar aguas, etc que funcionan realmente muy bien, nosotros las usamos en todo el viaje, se llaman Camper Mate y Rankers Camping NZ.

 

Volvimos a casa en Buenos Aires, Argentina con la sensación de haber vivido mucho más que las tres semanas que pasamos en tierras neozelandesas. Muchos kilómetros recorridos, experiencias inolvidables, paisajes increíbles, personas cálidas y lugares asombrosos; hicieron de nuestro viaje un auténtico viaje épico. Lo que vendría después: pandemia, cuarentena, días de encierro e incertidumbre; reforzaron aún más lo que sentimos por aquellos días: que hay que vivir intensamente el momento, en armonía con lo que nos rodea, agradecidos y felices por estar en el lugar en el que estamos. Gracias NZ por cada instante vivido, ojalá podamos volver algún día. Y como siempre decimos: Sigamos soñando viajes!!





Fuente

Destinos Relacionados