Museo Rocsen
Por Federico Petrocco especial para Revista Latitud
A lo largo de mis casi 20 años de viajes alrededor del mundo eh visitado museos de todas las temáticas. Tuve la suerte de conocer desde las pequeñas exhibiciones europeas dedicados a lo cotidiano hasta los salones mas relevantes del lejano Oriente.
Habiendo dicho esto trataré de contarles sobre un lugar desconcertante. En mi último viaje por Argentina casi de casualidad descubrí un museo que me sorprendió por completo. No sólo por su contenido, que no deja lugar a cumplir con alguna expectativa imaginable, sino también por su extraña locación.
El lugar se llama Rocsen que significa roca santa en idioma celta. Fue creado por Juan Santiago Bouchón, inmigrante francés que, tras recorrer el mundo, encontró en Traslasierra un microclima ideal para llevar adelante su ambicioso proyecto.
El museo se cataloga como polifacético ya que no tiene en su contenido una temática predominate que se destaque sobre el resto. «todo el hombre para todos los hombres» tal vez esta frase de Bouchón sea la mejor forma de explicar de qué se trata. Un museo con todas las cosas del hombre abierto al mundo, para todos los hombres.
Cuando dice todo lo del hombre es algo casi literal, por que en solo 3000 m2 de superficie exhibe más de 62000 objetos. Tal es así que resulta imposible prestar atención a todo en sólo una visita.
Entre sus objetos más extraños puedo destacar, para dar a modo de ejemplo, una momia nazca en buen estado, un ternero de dos cabezas, el pellejo de una cabeza reducida por los jibaros de Ecuador, algunos esqueletos calchaquíes, un caballo tibetano de barro de más de 1000 años de antigüedad o una colección de más de 2000 insectos, arácnidos y mariposas.
El recorrido del museo es lineal. Tiene la intención de introducir al visitante en un universo temático diferente cada vez que se atraviesa una nave.
Comienza por lo natural, lo físico, químico, inorgánico y biológico. Una impresionante cantidad de minerales, fósiles, insectos disecados y algunos animales embalsamados.
Inmediatamente nos introduce en el mundo del hombre de la antigüedad. Una sección más antropológica con algunos objetos que representan la vida del hombre tribal.
La tercer nave da un salto en la historia hasta el siglo 19, con objetos de la vida cotidiana ordenados cronológicamente y por tema.
En este universo de objetos antiguos y vintage, donde los sentidos se saturan de tanto contenido, resulta ilustrativo una sección llamada por el museo como «el hombre y su hábitat». En esta se exhiben, a modo de rincones, reconstrucciones de diferentes ambientes típicos de cada época, con los objetos ordenados como solían ser usados.
Como menciono al principio de este relato, no sólo el contenido del Rocsen es inusual. La ubicación también lo es. Uno podría imaginar un museo de estas características tal vez en el centro de una gran ciudad. Por el contrario, el Rocsen no solo está aislado de una ciudad pequeña, sino que también es de difícil acceso, ya que para llegar debemos transitar un sinuoso camino de piedras y tierra durante aproximadamente15 minutos.
Visitar el museo Rocsen es sin dudas un viaje en el tiempo, una aventura. Nos remonta no sólo a los tiempos antiguos, sino también a la historia de uno mismo. La memoria emotiva se aviva mientras descubrimos algunos objetos de nuestra niñez.
Podría decirse que este museo es como entrar en la mente de 4 o 5 generaciones de viajeros excéntricos.