Viajando por la Prehistoria
Por Paula Toporowicz especial para Revista Latitud
Viajar es aprender y se aprende mucho más viajando en el tiempo. Esta vez el vehículo mágico no será la memoria, ni los libros o las lápidas, porque de este periodo de la vida humana solo pueden hablar las piedras. Nos referimos a los hombres de la edad de piedra; aquí podemos encontrar un rastro de ellos, aprender de su arte, desmontar los mitos populares sobre su aspecto, sus modos de vida y de paso divertirnos.
Aunque el paleolítico superior es el periodo más largo experimentado por la humanidad sigue siendo enigmático, incomprensible y lejano a nuestro entender. Hay muchas historias de la edad de la piedra por contar en el Parque de la Prehistoria de Teverga.
El paisaje que acompaña a este viaje al pasado es inmejorable. Montañoso, verde, evocador, parece un lugar perfecto para un campamento paleolítico.
Está ubicado en el frondoso valle de San Pedro y atravesado por el río homónimo, en pleno Parque Natural de las Ubinas-La Mesa. Este predio de veinticinco hectáreas esconde tres edificios parcialmente subterráneos y perfectamente integrados con el entorno: la Recepción, la Galería y la Cueva de Cuevas.
Tras pasar por la taquilla y el espacio de servicios (tienda y cafetería con terraza con unas vistas impresionantes) un sendero introduce al viajero hasta la entrada del museo. Allí, en la Galería, se exponen paneles de réplicas rupestres, vitrinas, dibujos, mapas, audiovisuales, arte mueble y herramientas. La ambientación acústica permite escuchar sonidos de otro mundo, de cuando la gente en busca de lo sobrenatural no alzaba la vista al cielo sino miraba hacia las entrañas de la tierra, hacia el mundo subterráneo.
Este extenso contenido museístico ayuda a retroceder miles de años al Paleolítico Superior Europeo, entre 40.000 y 10.000 años antes del presente, intentando responder a las preguntas que todos nos hacemos acerca de los artistas cavernarios: que pintaban, cómo lo hacían, cuándo, quiénes y por qué razón.
Las respuestas a esas preguntas llegan gracias a reproducciones facsimilares de pinturas a tamaño real, ejecutadas con idénticos materiales que las originales. Muchos de esos paneles no están disponibles para el público solo se puede ver en forma de facsímil, como el panel de los caballos de Chauvet , la escena del pozo de Lascaux de Francia, el panel de los signos de la Cueva de Llonín o los bisontes de Covaciella . Al final del recorrido encontramos también una réplica magistral del policromado techo de Altamira. Contemplando la llamada «capilla Sixtina del arte paleolítico» nos preparamos para una experiencia aún más impactante, La Cueva de Cuevas
El mundo subterráneo
Si la galería les pareció interesante, el siguiente edificio llamado «La Cueva de Cuevas» será toda una sorpresa. Nos arrastra al pasado con un ambiente húmedo y destemplado para dar la sensación de caverna, lo más real posible. La expectación aumenta mientras el visitante desciende por el suelo rocoso a un nivel inferior a la superficie. Caminando por debajo de la tierra se llega a los paneles de las pinturas prehistóricas que aparecen asomando desde la penumbra .
Esta neo cueva incluye tres réplicas exactas de arte rupestre paleolítico divididas en 3 espacios subterráneos: un fragmento del Panel de los Policromos de Tito Bustillo (Ribadesella Asturias) el Panel del Salón Negro en la cueva francesa de Niaux y el Camarín de la Peña de Candamo, del municipio ubicado en el centro del Principado. El soporte es piedra caliza y los pigmentos son idénticos a los originales.
La visita en la Cueva de Cuevas , ese viaje entre Asturias y Francia a través de varias épocas paleolíticas, puede ser una experiencia estética y puramente entretenida ya que el recurso no es algo exclusivamente dedicado a los eruditos ni especialistas. Para entender este espacio plenamente lo imprescindible es acudir con una visita guiada cuyo objetivo es provocar una reflexión más profunda.
Al volver a la superficie nos preguntamos ¿Cómo es posible que hace 20 mil años la gente pudiera organizarse para llevar a cabo semejante proyecto? como por ejemplo el Camarín de Candamo. La acción organizada e ideológicamente coherente, la división de tareas, el esfuerzo colectivo y la entrega a una causa más grande que lo individual, indican quizás que se tratase de un santuario o espacio ritual, originado en el mundo lejano de las ideas de las cuales no quedó ni rastro .
Porque no pintaban los astros, ni ríos paisajes ni árboles? Quien sabe, a lo mejor los paneles pintados es un intento de auto reconocimiento como seres humanos, una tribu, una guía de experiencias compartidas para sobrevivir en la edad de hielo.
Desconcentrados repetimos detrás del gran prehistoriador André Leroi-Gourhan la frase expuesta en la sala final de exposición permanente: “Cuando contemplamos las figuras paleolíticas…se descubre…un mundo a la vez fácil de comprender, pero hermético por culpa de todo lo que hay que renunciar a entender”
El paleolítico como tú
Los talleres de arqueología experimental acogen a todas las mentes inquietas deseosas de explorar. Durante esas actividades basadas en la ciencia auxiliar de la arqueología uno intenta obtener la respuesta a la pregunta ¿Cómo exactamente se hizo esto? Examinando objetos como un cuchillo de asta o un hacha de sílex el participante intenta descubrir para qué sirve, cuáles son los pasos de elaboración y cómo lo pudieron aplicar los ancestros a su tarea diaria.
Jugando con los pigmentos, tocando las pieles, o reponiendo con sus propias manos la lámpara paleolítica con el tuétano recién sacado del hueso entramos en contacto más directo con la prehistoria. Una experiencia explica más que mil imágenes. Lo confirman los veraniegos taller es de caza, los favoritos del público, demostrando en práctica que la única posibilidad de entender el manejo del propulsor prehistórico es tenerlo en mano lanzando una azagaya al cielo.
Los talleres son variados y la oferta actualizada se encuentra en la página web del Parque de la Prehistoria. Las réplicas expuestas en La Cueva son un ejemplo exquisito de varias técnicas paleolíticas, pero hay un elemento iconográfico constantemente presente: la Figura del caballo salvaje.
Caminando entre “las bestias”
El que fue modelo de los artistas prehistóricos sobrevivió la edad de hielo y junto a otras especies vinculadas al mundo del cuaternario se puede observar en los cercados del Parque de la Prehistoria.
Una de las sorpresas más grandes de este lugar es la insólita particularidad de poder contemplar vivos los animales más representados en el arte rupestre. Los caballos Przewalski (Takhi -”el espíritu” en las lenguas de las tribus de Asia central) hoy en día escasean como especie y en estado salvaje viven solo en Mongolia, sin embargo 20.000 años atrás poblaban Europa.
Sus perfiles con características crines cortas y grandes cabezas con la quijada marcada, que aparecen fielmente retratados en tantas obras prehistóricas, se han convertido en símbolo del arte paleolítico en sí. Pero si existe una imagen aún más emblemática del paleolítico en la cultura popular es el Bisonte. Exótico, impresionante, el mamífero europeo más grande del continente reside en el Parque de la Prehistoria disfrutando el entorno favorable.
Las vacas y caballos de Goering
La historia del otro inquilino de los cercados del Parque está también estrictamente vinculada con la convulsa primera mitad del siglo XX en Europa. Directamente, muchos autores se refieren a los llamados Uros de Heck como la “Vaca nazi”.
Los uros eran los antepasados salvajes del ganado actual. Mucho más potentes que las vacas, agresivos y escurridizos habitaban los extensos bosques de Europa central y oriental. El último Uro registrado en la época histórica fue una hembra abatida en el antiguo bosque de Jaktorow en Polonia en 1627.
La posterior “resucitación” de la especie fue fruto de la locura nacionalista que reinaba en Alemania de entre guerras. Los hermanos Heck siguiendo directivas de altos mandos de las estructuras políticas crearon esta especie en los años 30 deseando resucitar el animal extinto y encarnar así mismo la grandeza del Tercer Reich .Lo que lograron es una réplica biológica, una raza con la apariencia del ejemplar extinto. En aquellos tiempos no existía la ingeniería genética así que simplemente invirtieron el proceso de domesticación, apareando entre sí variantes del ganado los rasgos más ancestrales del mundo.
Completan la visita del paseo por los exteriores del Parque los ciervos y gamos, siendo estos últimos los que más entusiasman a los niños. Les encantan los “bambis” que se acercan al público curiosos y tan confiados dejan observarse desde muy poca distancia. Los gamos relegados a la región mediterránea tras la glaciación es lo único que queda del uno de los más impresionantes representantes de la megafauna: El Alce Irlandes-Megaloceros.
Los tesoros ocultos en los valles del Oso
Es la hora de reanudar el viaje. El viajero puede continuar la ruta por la Senda Del Oso que enlaza con el Parque de la Prehistoria justo en el área de los cercados.
Es la prolongación del muy conocido sendero, poseedor de todos los encantos de la zona apreciables a lo largo de una sola ruta: pintorescos pueblos de piedra, flora y fauna autóctona, vertiginosas valles, caudalosos ríos. ..El origen de esta senda de 22 kilómetros, fue el antiguo tren minero utilizado para transportar carbón desde Proaza y Teverga hasta Trubia.
El recorrido se puede realizar andando o en bicicleta. Desde el Parque de la Prehistoria hay dos posibles direcciones para partir. La primera, será descender hacia el pueblo de San Martin, pasando por La plaza con muy bella Colegiata del siglo XI y visitar las famosas momias de Teverga que se corresponden con los cadáveres de dos aristócratas de la Casa Miranda: fallecidos finales del siglo XVII.
Después se puede seguir hasta Proaza y pasar por el cercado osero para conocer los ejemplares del Oso Pardo Cantábrico
De Cueva a Cueva
Sin embargo, si alguien opta por la dirección opuesta seguirá subiendo hacia Puerto Ventana. A la altura de aproximadamente 4 km encima del Parque encontrará un extraordinario tesoro, el monumento Natural Cueva Huerta. Sus bonitas galerías llenas de maravillas geológicas se extienden sobre 14,5 kilómetros.
Información General Parque de la Prehistoria
Dónde: San Salvador de Alesga s/n, Teverga (Asturias).
http://www.parquedelaprehistoria.es
https://www.youtube.com/watch?v=TzZ2bW2B61U
https://www.youtube.com/watch?time_continue=17&v=jV2r1Lt5XmY&feature=emb_title
Recursos de la zona:
Horarios para las visitas guiadas de La Colegiata
De Septiembre a Junio de 2021
sábados y Domingos:
· Mañanas a las podrá visitar con cita previa
Resto de días:
Visitas sólo con cita previa
Precio 1,50 €.
Persona responsable: 696 816 915 (Rosa)
Visitas guiadas en la Cueva Huerta
Se recomienda reservar las visitas. Fuera de temporada también realizamos visitas concertadas para grupos cualquier día de la semana.
Horarios Verano 11:00 | 12:00 | 13:00 | 16:00 | 17:00 | 18:00 Lunes cerrado
Resto del año solo fines de semana 11:00 | 12:00 | 13:00 | 14:00
https://www.deporventura.es/actividad-cueva-huerta/